- Su aplicación beneficia a las partes involucradas, aseguró David Fajardo Chica
- En México se incorporaron a la atención médica a partir de 2009 en la Ley General de Salud, indicó Mónica Osio Saldaña
- Se puede trabajar en el control de síntomas, así como en las necesidades sociales y espirituales, consideró Nayeli Vianey Salazar Trujillo
- Susana Ruíz Ramírez expresó que ayudan a mitigar diversos padecimientos como dolor, tristeza y depresión
Es falsa e inadecuada la idea de la relación entre cuidados paliativos y la muerte, ya que se pueden ofrecer para cualquier enfermedad que limite o amenace la vida, sin importar que la persona se encuentre en una etapa terminal, destacaron integrantes del Seminario de Estudios sobre la Globalidad de la UNAM.
Con frecuencia se considera que este tipo de atenciones ofrecen tratamientos terapéuticos centrados en el alivio del sufrimiento del enfermo de gravedad. Sin embargo, se ha visto que numerosos pacientes se pueden beneficiar de los cuidados centrados en las necesidades del individuo, más que en los padecimientos.
Durante la mesa redonda “El tiempo adecuado para los cuidados paliativos”, realizada como parte de las actividades de la 6ª Feria del Libro de las Ciencias de la Salud de la Facultad de Medicina (FM), David Fajardo Chica, integrante del Seminario, explicó que ese modelo de atención terapéutica, que tanto tiene para ofrecer, no es aprovechado a cabalidad. “Eso da un mal resultado y nos deja con formas de sufrimiento muy graves que podrían ser aliviadas, pero no lo son”.
Este tipo de acercamiento al sufrimiento relacionado con la enfermedad, puede ser de beneficio para las partes involucradas: pacientes, cuidadores, profesionales de la salud y comunidad en general.
Además, abundó Fajardo Chica, se trata de un tema de interés público porque todos somos pacientes con necesidades paliativas en potencia. “Cada vez somos mejores en la tarea de ganar años de vida, pero esto trae consigo el padecimiento de más años de enfermedad”.
Mónica Osio Saldaña, también asesora externa de la Secretaría de Salud y del Consejo de Salubridad General en la materia, y parte del Grupo de Cuidados Paliativos del Seminario, recordó que al inicio esa atención tenía que ver con el trabajo que se hacía con pacientes moribundos -únicamente de cáncer-, en las décadas de 1960 y 1970. Durante ese tiempo se registró una transición hacia otras enfermedades.
Por ejemplo, en el caso del Parkinson o demencia senil su evolución podría llevar 10 años o más. Existen padecimientos que no se curan, pero evolucionan y limitan las expectativas de vida; con el tiempo, además, aumenta la carga de cuidados para los familiares. Pero “con un enfoque temprano de los cuidados paliativos podemos mejorar muchas de esas condiciones”, señaló la experta.
La Organización de las Naciones Unidas, dijo, estableció que los Estados miembro deben adoptar los cuidados paliativos como componente central del sistema de salud. En México se incorporaron a la atención médica a partir de 2009 en la Ley General de Salud, pero eso no significa que se apliquen en la realidad; hacen falta equipos capacitados en el área y ese es uno de los grandes obstáculos para tener un tratamiento adecuado.
Estas atenciones deben tener como centro la atención comunitaria y domiciliaria, porque el paciente crónico vive en una comunidad, con su familia; capacitarla para atender la cronicidad será uno de los imperativos éticos y morales de los próximos años, aseguró.
En su oportunidad, Nayeli Vianey Salazar Trujillo, coordinadora del Grupo de Cuidados Paliativos del Seminario de Estudios sobre la Globalidad, señaló que el objetivo general de los modelos de cuidados paliativos es mejorar la calidad de vida de los pacientes, sus familias y cuidadores; en su mayoría se orientan a la prevención e identificación temprana de los síntomas, con la intervención de un equipo de psicología para detectar y apoyar las necesidades espirituales y sociales de los pacientes.
Además son aplicables a lo largo del proceso de la enfermedad, y a partir que se hace el diagnóstico del padecimiento donde sabemos que los tratamientos con fines curativos pueden fallar, se puede trabajar en el control de síntomas, así como en las necesidades sociales y espirituales.
Esos modelos “no tienen el objetivo de apresurar la muerte ni posponerla; en todo momento se reafirma la vida y se reconoce a la muerte como un proceso natural”. En todo caso, se requiere el abordaje con un equipo multidisciplinario, destacó.
Para Susana Ruíz Ramírez, del “Seminario de calidad al final de la vida” de la FM, ofrecerlos de manera temprana ayuda a mejorar el control de síntomas físicos como dolor, náusea, vómito o debilidad, y mentales como tristeza y depresión. En esta área “nos enfocamos en evaluarlos y ofrecer intervenciones que puedan aliviarlos”.
La psicóloga expuso que en la planificación de los cuidados médicos “debemos basarnos en los valores del paciente, sus creencias, principios y deseos, que en caso de agravarse podría no tener la capacidad de manifestar”; ello también influye en una muerte digna.