Debido a la reforma que el Papa Francisco realizó en un texto llamado “Para tutelar el carisma”, la institución Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei tendrá ahora ciertos límites como reportar sus finanzas y la educación que ofrece a sus sacerdotes; su líder ya no es obispo, lo que significa un pequeño golpe a la organización, por lo que tampoco podrá ordenar sacerdotes de su propio grupo.

Lo anterior de acuerdo con el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Fernando Manuel González González, quien consideró que la modificación del pasado 4 de agosto podría disminuir un poco el poder paralelo que en los últimos años ha tenido la institución jerárquica de la Iglesia católica.

“El problema es que son congregaciones, como los Legionarios de Cristo, que están acostumbrados a jugar de una manera muy poco ética en general; tienen suficientes elementos de poder como para darle la vuelta, porque los controles dependen de las relaciones que tengan en las curias”.

Se trata de una de las comunidades más conservadoras, poderosas y globales de la Iglesia católica, que tenía una condición de excepción al ser una prelatura apostólica, es decir, una jurisdicción de alcance mundial que no rendía cuentas al obispo del territorio en el que se encuentra su sede, sino directamente al Papa; una institución eclesiástica regida por un prelado cuya jurisdicción no está vinculada a un territorio determinado.

La condición de excepción hizo del Opus Dei una “supradiócesis”, que obtuvo su privilegio con el Papa Juan Pablo II, quien tenía una gran debilidad por ese grupo religioso, y enfrenta ahora ciertos límites del Papa Francisco, de origen jesuita y de una ideología identificada dentro de la Iglesia católica como de izquierda, narró el autor del libro Marcial Maciel. Los Legionarios de Cristo: testimonios y documentos inéditos (Editorial Tusquets).

Fundado en 1928 en España por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer (quien aspiró a ser marqués), se ha expandido a por lo menos 50 países y llegó a México en 1949, siempre ligado a las redes de poder eclesiástico, señaló el especialista.

“Es una organización que tiene sacerdotes y lo que llaman numerarios, que son gente consagrada a la obra, mujeres que les sirven a hombres sacerdotes en sus casas. Algunas de ellas tienen licenciaturas y doctorados, pero una de sus funciones fundamentales es servir a los hombres en las diferentes comunidades. También tienen los supernumerarios, que son gente casada, parejas que sirven a la obra”, abundó.

De acuerdo con el investigador, es un homenaje al patriarcado, reforzado por el patriarcado eclesiástico de la Iglesia católica. Se apoyó con el nacional catolicismo de Francisco Franco en España y también ayudó a Augusto Pinochet en Chile. “Es una institución muy conservadora”.

González González detalló que la diferencia instituida por Juan Pablo II, es esta condición de prelatura apostólica; es decir, una institución eclesiástica regida por un prelado cuya jurisdicción no está vinculada a un territorio determinado.

Es la única de todas las congregaciones católicas (Jesuitas, Dominicos, incluso Legionarios de Cristo) que no tenía que rendirle cuentas a nadie, más que a la Comisión de Obispos y directamente al Papa. A diferencia de otras en donde están organizadas en determinadas diócesis y tienen que rendir cuentas a los obispos del sitio en el que están, el Opus Dei tenía esta excepcionalidad. De aquí en adelante debe pasar por la Sagrada Congregación de Religiosos, que ahora se llama Dicasterio del Clero (denominación genérica de los organismos de la curia romana), acotó el experto del IIS.