En el mundo, 59 por ciento de las mujeres tiene acceso a un aborto legal y únicamente en 64 países está despenalizada la interrupción voluntaria del embarazo; en América, Argentina, Canadá y Colombia está permitido, mientras que en Europa lo aprueban 38 naciones; Asia, 14; África, cinco; y en Oceanía tres, refirió la historiadora Patricia Galeana Herrera, académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

En contraparte, abundó, 24 países lo prohíben bajo cualquier circunstancia. En Nicaragua, por ejemplo, a partir del triunfo de la Revolución se constituyó en uno de los primeros países latinoamericanos donde se despenalizó sin pedir causales -como ocurre en Cuba-. Sin embargo, cuando el presidente nicaragüense Daniel Ortega se integró a la religión cristiana se registró una regresión de 180 grados con la prohibición total.

Galeana Herrera puntualizó que en México se han realizado intentos por establecer un código penal general en asuntos que afectan derechos fundamentales como este.

No obstante, existe oposición del Congreso para que esto prospere, con lo que se rompe la igualdad de la que deben gozar las mexicanas, pues si radican en cualquier entidad de las 20 donde aún está penalizado, no pueden ejercer el derecho a decidir sobre su propio cuerpo como lo hacen aquellas que viven en la Ciudad de México, lo que rompe la igualdad jurídica que debemos tener las mujeres en el país.

Al dictar la conferencia inaugural del Ciclo de videoconferencias: Relaciones de género y sexualidad en el México del Siglo XX, organizado por el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE), consideró que el aborto es un problema de salud pública y justicia social.

“El lema de las marchas en las que hemos participado para buscar que se reconozca el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo es: educación sexual para decidir, anticonceptivos para prevenir y despenalización del aborto para no morir”, aseveró.

En el encuentro inaugurado por el director del CEPE, Alberto Vital Díaz, la universitaria detalló: el aborto es tan antiguo como la propia humanidad; esté prohibido o no, siempre se ha practicado en todas las culturas y han existido diferentes posiciones al respecto. Por lo general, en las más antiguas consideraban al feto parte del cuerpo de la mujer embarazada.

Con los griegos hubo diferentes posiciones, por ejemplo Platón consideraba que debería ser obligatorio después de los 40 años de edad para evitar malformaciones del producto. Mientras que en la edad media, con el cristianismo, hubo una discusión sobre cuándo llegaba el alma al cuerpo, entonces San Agustín decidió que no podía haber alma en un cuerpo sin forma, por tanto esa práctica no era un asesinato porque no la destruía.

“Hubo otras ideas similares, como la de Graciano, siglos después San Alberto Magno, que también tenía la misma idea y que dio los mismos tiempos para que el alma llegara al cuerpo del varón antes que a la mujer, al varón en 40 días y en las mujeres prácticamente a tres meses de gestación”. Esta doctrina fue la oficial de la iglesia a partir del Concilio de Trento; son múltiples los ejemplos sobre cómo el aborto se practicaba comúnmente, incluso en los conventos en el siglo XVI, expuso.

Sin embargo, en ese siglo comienza a limitarse. Primero fue el Papa Sixto V quien lo consideró un pecado, por lo que le dio pena de excomunión y planteó que cualquier método anticonceptivo es acreedor a la misma sanción, indicó la experta como parte de su exposición “Perspectiva histórica del aborto”.

Posteriormente, en 1917, se estableció en el código de la ley canónica la excomunión para la mujer que abortara y también para médicos y enfermeras que le auxiliaran en ese proceso, lo que se reiteró en 1965 en el Concilio Vaticano. En 1988 se remarcó la prohibición de cualquier método anticonceptivo; en 1993 el Papa Karol Wojtyla pidió no abortar a 50 mil mujeres violadas por serbios en Bosnia.

Sin embargo, en 2011, el Papa Ratzinger concedió permiso a sacerdotes para absolver del pecado a las jóvenes que abortan, en el Día Mundial de la Juventud, en España, y se instalaron 200 confesionarios en el Parque del Retiro con esa absolución extraordinaria.

En la actualidad se ha comprendido en el mundo que la interrupción es un derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. En diferentes países empezaron a despenalizarlo, el primero fue Suecia, a partir de 1910. Sin embargo, hubo un retroceso en Estados Unidos -nación que sentó jurisprudencia con la despenalización total del aborto- con la reciente derogación de ese derecho de las mujeres.

Señaló que en 1975, “nada menos que en Italia, donde se ubica el Estado Vaticano, la Corte tuvo una discusión importante donde se señaló que frente a los derechos de la madre y un embrión que podía convertirse en un ser humano si nacía, no había equivalencia y que tenía prevalencia y primacía el derecho de ellas a decidir si continuaba o no con su embarazo”.

En tanto que en 1985 el Tribunal Constitucional español estableció que el derecho a la maternidad era exclusivo de ellas, y que el Estado no podía obligar a una mujer a ser madre si no lo deseaba o no podía serlo.

De acuerdo con la académica universitaria, quien decide interrumpir un embarazo tiene razones para ello y debe gozar del derecho para hacerlo. Sin embargo, cuando Estado e iglesia penalizan y criminalizan a las mujeres, aquellas de escasos recursos que viven en un estado donde está sancionado y no pueden viajar a la capital de la República mexicana o a cualquier entidad federativa donde lo han despenalizado, recurren a clínicas clandestinas y acaban, en numerosas ocasiones, con su vida, porque mueren por infecciones o hemorragias.

El director del CEPE indicó que la interrupción voluntaria es tema crucial para la vida democrática y geopolítica de México y el mundo. Ejemplo de ello es lo que se vive en Estados Unidos, donde se puso fin al derecho constitucional al aborto.

Se trata de “un tema de debate, reflexión y, posiblemente, de construcción de modelos para una serie de soluciones que urgen en muchos aspectos”, finalizó Vital Díaz.