Expertos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM encontraron marcadores de evolución rápida en los anfibios de Peña de Lobos y La Marquesa (ambos sitios en el Estado de México); y Zempoala, en Hidalgo, mediante la técnica de microsatélites (o simple sequence repeat y short tandem repeat), resultado que evidencia la mezcla y aislamiento de algunas poblaciones.

Así lo reveló la investigadora del IB, Gabriela Parra Olea, durante los trabajos del XXV Congreso Nacional de Zoología, realizado en la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad Nacional, en el cual expertos de los institutos de Biología, Geología y de Ciencias del Mar y Limnología, así como de las facultades de Ciencias y de Medicina Veterinaria y Zootecnia, compartieron con alumnos sus experiencias y descubrimientos.

Víctor Velázquez Aguilar, director de la FC; Susana Magallón Puebla, directora del IB; Gabino Rodríguez Almaraz y María Elena García Garza, presidente y vicepresidenta de la Sociedad Mexicana de Zoología AC; además de Gerardo Rivas, organizador del encuentro, dieron la bienvenida.

“Los congresos son una manera en la que damos a conocer nuestro trabajo, donde presentamos a nuestros pares y siempre recibimos observaciones y consejos que son muy importantes, no solo para mejorar nuestras investigaciones, sino para generar ideas y grupos de trabajo”, comentó Magallón Puebla.

Velázquez Aguilar dijo que “la educación a distancia llegó para quedarse, pero no para las áreas en las que se tiene que experimentar, donde hay que ver y tocar. Estamos de regreso, hay que cuidarnos para que no volvamos a una situación como la que caímos. Aprovechemos el tiempo al máximo”.

Al ofrecer la charla “Estado actual del conocimiento sobre la sistemática, taxonomía y estado de conservación de los anfibios de México”, Parra Olea, especialista en el estudio de evolución de genomas, explicó: las zonas de bosques fragmentados en la región revelaron grupos genéticos en el rango geográfico del complejo de Ambystoma altamirani (ajolote) sin diferenciación a nivel específico.

Detalló que así como hay formaciones de especies que son tajantes y rápidamente se rompe el flujo genético al nacer una nueva y procesos lentos como lo que se ve en el caso del laboratorio natural de Chiapas, es evidente que en los últimos años las poblaciones no se mueven, razón por la cual ante la reciente tala en el ambiente se espera que haya menos flujo en las poblaciones.

“Es un proceso de evolución muy reciente, tan reciente que no se detecta pero que hoy se están mezclando y separando cada población, formando su propio genotipo”, comentó en el auditorio Carlos Graef, del Conjunto Amoxcalli de la FC.

La investigadora destacó que en México existen 411 especies de anfibios descritas, de las cuales 211 están amenazadas o en riesgo de extinción; es el quinto país con más diversidad en el continente americano y el séptimo a nivel mundial; además de ser el que cuenta con mayor diversidad de salamandras en el orbe.

Parra Olea enfatizó que es necesario cuidar de estas especies, pues la fragmentación de los hábitats es una de las razones para que los anfibios presenten este flujo genético, que se debe a la modificación de su entorno por el humano, el cambio climático, la introducción de especies exóticas, así como enfermedades emergentes infecciosas.

Durante el Congreso se presentaron 352 trabajos, varios de ellos en posters; se realizaron tres conversatorios y 12 cursos especializados para los estudiantes, de manera simultánea en los institutos de Biología, Ciencias del Mar y Limnología, así como de Geología.

Además, se efectuó un homenaje póstumo en honor a Héctor Espinoza Pérez, quien fue el especialista en ictiología más reconocido de nuestro país, fallecido este año.