Es necesario que en las escuelas se pugne para que existan prácticas culturales diversas en sociedades desiguales, no se privilegie un conocimiento sobre otro, sean espacios abiertos a la diversidad cultural; se permita construir condiciones autónomas para la producción cultural al igual que generar alternativas dentro y fuera de las experiencias, consideró la docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, Beatriz Cadena Hernández.
“También que puedan servir a las luchas pendientes, como acabar con las formas de racismo, discriminación, pobreza, violencia que siguen sin darnos tregua. Queda la tarea de seguir escribiendo la historia de la educación indígena a través del trabajo cotidiano y comprometido, cultivando semillas que nos permitan el sostenimiento de la vida en común”.
Con el fin de visibilizar la problemática en torno a la educación indígena, así como reflexionar y mostrar distintos procesos que se desarrollan en México y en América Latina, la UNAM realizó el coloquio “Educación indígena en México: una mirada interdisciplinaria”, en el cual expertos de esta casa de estudios y de otras instituciones disertaron sobre el tema.
Durante su participación, Cadena Hernández destacó que la infraestructura de esas escuelas (desde preescolar hasta telesecundarias) es deficiente y exhibe problemas de desigualdad, inequidad, exclusión y falta de reconocimiento a la diversidad.
“La Constitución mexicana señala que para abatir las carencias y rasgos que afectan a los pueblos, los gobiernos están obligados a garantizar e incrementar los niveles de escolaridad, favoreciendo la educación bilingüe e intercultural, la alfabetización, la conclusión de la educación básica, la capacitación productiva y la educación media superior y superior. Pero hemos visto y experimentado grandes carencias en relación con el sistema general, y una falta de proyecto sólido que logre el cometido de una educación con pertinencia”, señaló.
Si bien hay propuestas con perspectiva de educación indígena en todos los niveles, se encuentran desarticuladas y carecen de sesgos de continuidad, ya que se rompen al llegar a la secundaria, “puesto que muchas veces en las zonas rurales únicamente encontramos secundarias técnicas o telesecundarias y hay una ausencia importante de universidades interculturales, campesinas o las normales rurales”.
En cuanto a la evolución que debe tener la educación indígena, Cadena Hernández detalló que en algunas regiones de México se trabaja en elaborar un modelo más actual y ejemplificó las labores que se realizan en estas.
“Las propuestas que se han integrado tienen como rasgos políticos pedagógicos: configurar una educación pública crítica, democratizadora, científica, reflexiva, colectiva, ecológica, feminista, entre otros aspectos”, apuntó.
Mencionó que como parte de estas sugerencias están los modelos llamados colectivos docentes. En estos se considera a la educación a partir de otras gramáticas escolares, con escuelas integrales de educación básica que buscan transformar el currículo tradicional y hegemónico por medio de diversas articulaciones, y plantean seis dimensiones pedagógicas que representan los grandes planos de transformación comunitaria: económica, política, social, cultural, ecológica y la cosmogónica planetaria.
Los desafíos
Al referirse a aquello que deben realizar los pueblos indígenas para continuar con el trabajo y mejora de los sistemas educativos actuales, Beatriz Cadena estimó necesario proseguir con la elaboración de propuestas comunales comunitarias, concientizar sobre la importancia de que indígenas formen a otros indígenas, alfabetizar en las propias lenguas, nuevas articulaciones con otros niveles educativos; establecer ciclos formativos donde se incluya secundaria, educación media superior y superior; reflexionar sobre los discursos educativos con los que se trabaja, reivindicar la defensa de las lenguas indígenas y promover que las originarias tengan tradición literaria.