En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cada año se brindan, aproximadamente, mil 800 servicios por emergencias médicas en una población aproximada de 400 mil personas, destaca en entrevista el coordinador de Atención Prehospitalaria de la Dirección General de Atención a la Salud (DGAS) de esta casa de estudios, Fernando Espinosa Roldán.
Esa cifra incluye a estudiantes, profesores, investigadores y trabajadores, la cual aumenta con la población flotante externa que visita Ciudad Universitaria.
El titular del área de urgencias médicas (que incluye a paramédicos y ambulancias) detalla que los casos más frecuentes de atención son clínicos y traumáticos. En el primero se consideran, principalmente, problemas cardiovasculares y metabólicos, mientras que del segundo forman parte las caídas de motocicleta y accidentes automovilísticos.
“Trabajamos también en todos los eventos del Estadio Olímpico, sobre todo futbol, donde tenemos ambulancias para servicio ordinario y una especial para el Estadio. Cubrimos todos los partidos de Pumas y carreras para dar soporte vital en caso necesario”, refiere.
A propósito del Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que se conmemora el 8 de mayo en honor del nacimiento de su fundador Henry Dunant, en Suiza, Espinosa Roldán la define como emblema de servicio y altruismo, que muestra la atención prehospitalaria.
“Es un emblema para todas las instituciones de paramédicos, respetada en México y en todo el mundo, con una historia de más de un siglo”, comentó el también técnico en Urgencias Médicas Avanzadas.
Se trata de una de las instituciones que proporciona atención gratuita a emergencias en la calle, además ofrece ayuda humanitaria en eventos bélicos y en caso de desastres. “Tiene los colores invertidos de la bandera suiza porque en Ginebra está la sede de la Cruz Roja Internacional para dar ayuda humanitaria en todo el mundo”, recuerda.
Espinosa Roldán, quien fue socorrista voluntario de la institución de 1990 a 2002, enfatiza que una cantidad importante de quienes están en el ámbito hospitalario han participado en la Cruz Roja -organización fundada el 5 de mayo de 1919 en París, Francia, luego de la Primera Guerra Mundial-, la cual cuenta con personal especializado para actuar en caso de desastres como sismos, guerras, inundaciones y huracanes, además de organizar a voluntarios, centro de acopio y realizar recolecciones de víveres.
Ejemplo mundial
“La UNAM replica algunos de estas iniciativas como los centros de acopio, que funcionaron durante la pandemia en el Estadio Olímpico junto a un centro de vacunación contra la COVID-19”, rememora.
El especialista comenta que la estructura de la institución es un modelo reproducido en varias partes del planeta, sobre todo el sistema de comando en incidentes. La DGAS de la UNAM lo emplea para atender emergencias antes de llegar a una institución médica. Asimismo, “cuando sucede un desastre aquí o en otros países, la Cruz Roja siempre toma cartas en el asunto”.
Otro aspecto a destacar es que fomenta la cultura del altruismo. “Un ejemplo en el que la UNAM coopera con la Cruz Roja es el Centro de Donación de Sangre, un camioncito llamado ‘vampiro’ que visita el campus dos veces al año para donación altruista de sangre, mediante una campaña totalmente voluntaria”, agrega el universitario.
Para el especialista es importante conmemorar el Día Mundial del organismo porque esa instancia significa ayuda y sus principios son humanidad, universalidad e imparcialidad, que “funcionan en todo el mundo y si en un momento dado todos los siguiéramos como ejemplo, se podrían resolver muchos conflictos y mejorar la vida social”.
Para Ramírez Roldán ser parte y haberse formado en la Cruz Roja significa orgullo y la posibilidad de desarrollar diversas habilidades físicas y psicológicas que hoy implementa en la DGAS de la Universidad Nacional.
Según la página de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, esa institución es la mayor red humanitaria del mundo compuesta por 192 Sociedades Nacionales de igual número de países y 14 millones de personas voluntarias que trabajan para salvar vidas, fomentar la resiliencia de las comunidades, fortalecer la acción local y promover la dignidad en el orbe.