Generar cambios para favorecer mayor participación de los estudiantes, fortalecer el grupo de expertos que propongan nuevas líneas de investigación y la próxima inauguración de un edificio dedicado solo a la enseñanza, son algunos de los objetivos del plan de trabajo del director de la Facultad de Química (FQ), Carlos Amador Bedolla, quien por segunda ocasión dirige esta entidad académica para el periodo 2023-2027.

Hay que replantear nuestra relación con los estudiantes y su participación en todo el proceso. Tenemos que establecer acuerdos, incrementar y modificar su intervención en la vida diaria de la Facultad, comentó en entrevista.

Destacó que la sensibilidad, la forma en la cual los jóvenes que ingresan a esa entidad académica exigen que los maestros se relacionen con ellos, es distinta. Todo está cambiando culturalmente y se debe enfrentar, respetar y dirigir.

“Vivimos tiempos especiales. Hay una modificación cultural en la sociedad que, a lo largo del tiempo, va a resultar tan importante como la de los 60 que cambió la cultura en general. Ahora estamos viendo otro cambio de esa misma magnitud”, resaltó Amador Bedolla.

Estimó que uno de los motivos de esas transformaciones es el progreso tecnológico, el cual tiene un fundamento fuerte en la química por lo que también influye en cómo se estudia esta rama del conocimiento y, sobre todo, cómo se enseña.

Uno de los problemas que vamos a atender en este segundo periodo de gestión es empezar a pensar colectivamente. Nos toca razonar profundamente hacia dónde va la química para los próximos 20 o 30 años, lo cual se hará cuestionando si la organización departamental actual sigue siendo la adecuada; si también lo son las áreas de investigación; si es necesario orientarse hacia áreas como la inteligencia artificial o la robótica; si estamos actuando con la velocidad adecuada al prestigio y a la importancia de la Universidad Nacional”, reflexionó el también investigador.

La principal fortaleza de una escuela como esta, consideró, es la diversidad en su población con distintas capacidades, donde los alumnos llegan para ser científicos, investigadores, emprendedores, maestros, químicos en empresas, etcétera. Esas líneas de trabajo son diferentes y requieren habilidades, por lo que en este nuevo periodo se prevé orientar esas capacidades e intereses para ayudarlos a avanzar hacia el futuro.

Nuestras carreras se distinguen porque entre los requisitos para terminar se cuenta con materias optativas, que permiten al estudiante especializarse en distintas opciones. No las hemos aprovechado al máximo. Entre nuestros planes de modificación en los de estudio está aprovechar mejor esas capacidades para atender diferenciadamente a nuestros alumnos, comentó.

Adelantó que se construye un edificio exclusivo para impartir clases, es decir, no se realizará investigación. Se conservará la enseñanza a distancia, lo que permitirá aumentar esta oferta de materias.

Recordó que una de sus labores en los últimos cuatro años fue aprovechar el proyecto Subprograma de Incorporación de Jóvenes Académicos, el cual les permitió renovar la planta académica, incorporando a jóvenes investigadores y profesores lo que impactará de manera favorable a la Facultad, pues llegan con nuevas ideas y posibilidades de replantear el funcionamiento de la química.

Esta ciencia ha evolucionado en el desarrollo de tecnologías que son cada vez son más avanzadas, capaces de mayores cosas, más detalladas, etcétera, pero que también cambian a gran velocidad. “Ahí es donde, quizás, podamos plantearnos esquemas que nos permitan satisfacer estas necesidades que suelen ser muy grandes y para las que la Universidad no tiene muchos recursos. Hemos comenzado a plantearnos la implementación de esquemas novedosos de colaboración con institutos y facultades”.

Desde hace tiempo, esta entidad académica obtiene ingresos extraordinarios a través de proporcionar servicios que contribuyen al progreso de la química, por lo que una de sus metas es mantenerlos e incrementarlos, dijo.