Ante las complicaciones que se registran en la economía a escala global, con expresiones locales identificadas, es necesario repensar la política económica en sus dos componentes primarios: fiscal y monetaria, consideró el director de la Facultad de Economía, de la UNAM, Eduardo Vega López.
Al inaugurar los trabajos del Foro Nacional “T- MEC: un balance a tres años de su implementación”, en el que participan académicos y académicas de 20 universidades y más de 80 especialistas de los sectores público y privado, destacó:
Se debe discutir seriamente cómo transitar hacia una nueva política fiscal y monetaria que permita lograr la promoción más organizada de mayores flujos de comercio, así como una política cambiaria con nuevas formas de especialización e innovación tecnológica financiada con gasto público.
Hay avances significativos, dijo, pero aún existen grandes retos que atender como las remesas, inversión extranjera directa e inteligencia artificial, con las modificaciones que implica en la operación de los mercados.
Asimismo, abundó, se registran desarreglos sistémicos en la estructura global de la economía, con diferentes maneras de influir en los patrones de especialización productiva y de reinserción en el comercio exterior en economías como la nuestra, pero también son momentos de redefiniciones, de identificar desafíos y oportunidades.
En este contexto, manifestó que en estos momentos existe tensión comercial, tecnológica y militar entre Estados Unidos y China por una eventual reunión bilateral para identificar áreas de menor tensión y evitar que los escenarios más adversos se expresen en el futuro inmediato, y en donde se esperan decisiones geoeconómicas que tendrán repercusiones a escala global y regional.
Asimismo, Vega López apuntó que la guerra en Ucrania también ha puesto al descubierto, entre otros aspectos, la vulnerabilidad de la Unión Europea y, particularmente, la del multilateralismo de las Naciones Unidas.
“El multilateralismo es un instrumento a escala global que sienta a los liderazgos de las economías y los países y la diplomacia mundial en la mesa, justo para identificar diferencias, para diagnosticar problemas, para conocer procesos que pueden derivar en confrontaciones mayores, pero también para conjuntamente construir algunos acuerdos básicos y propiciar el entendimiento mutuo a partir de esos mecanismos internacionales, de toma de decisiones; pero hay que reconocer el multilateralismo hoy está en riesgo”, externó.
En otro tema se refirió a las consecuencias económicas de la pandemia de la COVID-19 en el mundo: desplome súbito y generalizado de las economías a escala global, así como la paralización de los procesos productivos debido al resguardo domiciliario obligado para evitar más enfermedades y muertes.
“Con mayor o menor éxito, los diferentes países, después de haber asumido patrones y programas nacionales de vacunación, hemos logrado sortear, con muchos costos humanos y económicos, los momentos peores de la pandemia, pero las consecuencias se expresaron en una crisis de los contenedores, en desarticulación de las cadenas de valor a escala global, en el desabastecimiento de insumos básicos y señaladamente de alimentos y granos básicos entre otros”.
Enfatizó que la pandemia propició una escalada inflacionaria que no se había visto en épocas recientes, lo que originó nuevas formas de diseño y aplicación de políticas monetarias por parte de algunos bancos centrales que terminan influyendo en políticas a escala global para tratar de combatir la inflación.
Otro de los desafíos a escala global que no ha podido atender el T-MEC es el fenómeno de las migraciones masivas. Es un tema muy grave, preocupante y costoso socialmente, que es urgente atender, estimó.
Al hacer uso de la palabra, Samuel Ortiz Velázquez, académico de la Facultad de Economía y coordinador del Foro, recordó que el acuerdo comercial se inscribe en un grupo de procesos globales que datan, al menos, de 2008:
Mayor proteccionismo económico en Estados Unidos, el freno en la expansión de indicadores de la globalización económica, la creciente presencia de China en la región T-MEC, tensiones comerciales y tecnológicas de China y Estados Unidos y, desde 2020, la lenta recuperación en las cadenas de suministro en la economía mundial producto de la crisis sanitaria, y recientemente por la invasión de Rusia a Ucrania.
A este proceso, abundó, se suma el T -MEC, impulsado por el gobierno y empresas en Estados Unidos, que buscan fortalecer cadenas de suministro próximas y resilientes, reducir costos de transporte, explotar aranceles preferenciales, disminuir la presencia con Asia y especialmente con China, lo cual tiene impactos en México a través de diferentes indicadores de globalización económica.
Acotó que este foro -que se realiza de manera hibrida durante tres días- busca contribuir de manera colectiva a la discusión y análisis sobre los impactos del T-MEC a partir de 15 centrales para México: la integración regional, la presencia de China, desarrollo económico, inversión directa, relaciones laborales, empleo y salarios, industria automotriz, solución de controversias, servicio de comercio electrónico, sector manufacturero, sector agrícola, medio ambiente, propiedad intelectual, incorporación de pequeñas y medianas empresas y retos en materia de políticas públicas.