Hoy en día los bibliotecólogos enfrentan un ambiente de trabajo rico en nuevas tecnologías, que también les demanda romper con esquemas y ser resilientes ante los renovados requerimientos de información y las maneras en que la sociedad desea recibirlas, afirma en entrevista la directora del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la UNAM, Georgina Araceli Torres Vargas.

Expone que a partir de la pandemia parecería que la población sólo quiere información digital, pero no es así. Las generaciones más jóvenes tuvieron estrés por la conectividad y al regresar a las actividades presenciales están demandando libros impresos. También consideran a la biblioteca como un sitio donde se puede gozar de obras y de otras actividades, a manera de librería.

“Por ejemplo, en Copenhague hay una biblioteca donde se disfruta de los libros y se puede beber café. Allí el bibliotecólogo está transformando su identidad, porque ya no es aquel que custodia, que dice no te muevas porque haces ruido, es un bibliotecólogo más activo que rompe con esquemas porque tiene que ser resiliente ante las demandas de información y las maneras en que se quiere recibir dicha información”, asegura.

Con motivo del Día del Bibliotecario –el cual se conmemora el 20 de julio– destaca que se necesita que los expertos implementen servicios novedosos, sean proactivos, trabajen en equipo y se anticipen a situaciones en las que deban hacer sus mismas funciones, pero de otra manera.

También que se sigan adaptando a las condiciones del manejo de la información, sobre todo porque es probable que pudieran afrontar otras pandemias parecidas a la causada por el coronavirus.

“Tienen que ofrecer los medios impresos y seguir alimentando los repositorios y las bibliotecas digitales; pero además echar un vistazo a qué les puede servir con los nuevos avances, por ejemplo de inteligencia artificial”, señala la doctora en Ciencias de la Información.

Papel preponderante

La experta universitaria subraya que los bibliotecólogos tienen un papel preponderante en la transmisión de información para su análisis y reflexión, a fin de generar nuevo conocimiento.

Han sido actores esenciales a partir de la aparición de las bibliotecas más antiguas para facilitar a la población la información que solicita y que esté disponible en cualquier medio -desde tablillas de arcilla, libros impresos y ahora soportes digitales-.

Al inicio no tenían formación profesional, sino experiencia en la organización de documentos, pero después adquirieron saberes y habilidades que les permitieron afianzar esa área hasta constituirla en profesión.

Y reitera Torres Vargas: aunque el término bibliotecario es más popular, hoy se debe hablar de bibliotecólogos. El primero sería alguien más dedicado a los libros, y el segundo a un ambiente más amplio de la información.

En la UNAM se imparte la licenciatura en Bibliotecología y Estudios de la Información. También hay estudios de maestría y doctorado. “Esta profesión, vista como un cuerpo de conocimientos, nos lleva a generar todo el ambiente que se requiere para que use la información, no nada más la contenida en los libros; también a preservar el conocimiento en cualquier medio, con el fin de que las generaciones futuras puedan utilizarla”, añade.

Otra tarea de estos profesionales es realizar la curaduría de las bibliotecas; es decir, seleccionar los documentos para crear las colecciones a partir de la calidad en su contenido y del público al que están dirigidas, además deben cuidar la diversidad de materiales. “No es lo mismo crear una colección para una biblioteca académica como las de la Universidad Nacional, que para una biblioteca pública”.

En constante innovación

Torres Vargas asevera que están en constante innovación y contacto permanente con las tecnologías. Por ello, fueron de los primeros profesionales en augurar que la información -su objeto de estudio- cambiaría.

“Nosotros dijimos que se iba a ofrecer en medios electrónicos, que iba a haber bibliotecas sin paredes, sin muros, vacías, a lo que después se le llamó biblioteca virtual”, enfatiza.

En la actualidad lo siguen haciendo, por ejemplo observan la implosión de la inteligencia artificial, pero en la bibliotecología -a partir del ámbito de la recuperación de información- analizaban desde hace algún tiempo las imágenes modificadas. Previo a la pandemia por la COVID-19 había bibliotecas digitales con acceso remoto y fueron robustecidas.

Hay muchas tesis en Bibliotecología que analizaban el servicio de consulta en línea desde finales de los 90, después a distancia y el manejo de información en diferentes tecnologías. También fuimos pioneros en la educación remota, en el entonces Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas dimos el primer curso a distancia en el año 2000, agrega.