La inteligencia artificial (IA) afecta todos los ámbitos de nuestra convivencia, las relaciones sociales, los sectores económicos, la forma en que se toman decisiones, la gestión de riesgos, y tendrá impacto en el mundo laboral, financiero, de la salud, etcétera, afirmó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
Está presente en todos los espacios y, además, hay una “explosión” de su uso, añadió al clausurar el Macroentrenamiento en Inteligencia Artificial (MeIA) 2023, organizado por la Universidad Nacional.
Ejemplo de ello es que Chat GPT alcanzó, en dos meses, más de 100 millones de usuarios. La inteligencia artificial crece a una velocidad impresionante y la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe (también convocante del curso) “no podía quedarse atrás”, dijo.
Por supuesto, su impacto en la educación es muy importante. En este caso, más de mil 200 estudiantes provenientes de 82 universidades y 12 países estuvieron apegados a las sesiones del MeIA, que tuvo una duración de tres semanas.
Se abrió un reto que deberá continuarse. “Espero que esto no concluya aquí; la gran red que se ha establecido debe continuar en beneficio de nuestros docentes y de nuestros estudiantes, y del desarrollo de nuestros países”, abundó el también presidente de la Red.
Además, el rector Graue agradeció y felicitó al equipo de la UNAM y a los participantes por el gran esfuerzo realizado para la obtención de este logro.
En tanto, la rectora de la Universidad Nacional de Colombia, Dolly Montoya Castaño, señaló: “en el centro de toda nuestra actividad como macrouniversidades y como instituciones de educación superior de América Latina, están los jóvenes. Por eso nos aliamos con la UNAM, que ha puesto a disposición la infraestructura para poder hacer este curso maravilloso”, y con otras instituciones.
La IA está presente y no hay que tenerle miedo, sino darle calidad y ver cómo se emplea; debe ser una herramienta para crecer como seres humanos. Ahora podría haber una reunión de filósofos y otros pensadores de las universidades, para reflexionar en cómo las nuevas tecnologías repercuten en nuestra vida.
“Felicitaciones para los estudiantes por todo lo que pusieron de su parte para mejorar el conocimiento de la juventud de América Latina y el Caribe”, externó.
En la ceremonia, efectuada a distancia, Héctor Benítez Pérez, director general de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación, de la UNAM, y presidente del Comité Académico del MeIA 2023, recordó que este logró se alcanzó gracias al esfuerzo y colaboración de universidades mexicanas y latinoamericanas.
En 2022, junto con la Universidad Nacional de Colombia, “comenzamos a soñar juntos el macroentrenamiento, iniciativa que emprendimos con el apoyo de la Universidad Nacional de Asunción, Paraguay; la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla; y la Universidad Veracruzana, con las que firmamos el convenio de colaboración que permitió la creación de un comité académico de especialistas dedicados al diseño del taller”, apuntó.
Los 39 talleristas seleccionados y sus equipos formaron un ejército de más de 56 personas. En tanto, los alumnos que llegaron a la meta y concluyeron las tres semanas de trabajo intenso del MeIA provinieron de Colombia, México, Perú, Argentina, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Guatemala, Brasil, Ecuador, Costa Rica y El Salvador.
El macroentrenamiento, detalló, fue único en su tipo, ya que captó a mil 653 estudiantes provenientes de diversas áreas del conocimiento: licenciatura, especialización y posgrado; de ellos, mil 254 fueron constantes y se mantuvieron las tres semanas de trabajo.
En ese lapso, los alumnos recibieron las clases virtuales a través de una plataforma novedosa conocida como MACTI, adecuada por la UNAM; “estuvieron en contacto con profesores y compañeros, pudieron acceder a los materiales de apoyo y ejecutaron, directamente, sus prácticas y ejercicios matemáticos de programación”.
Benítez Pérez explicó que el taller contó con tres módulos: en el primero se abordaron temas de cálculo, algebra lineal y estadística; introducción a la inteligencia artificial (aprendizaje automático y redes neuronales artificiales) y una introducción de programación en lenguaje Phyton.
En el segundo se trató la clasificación automática de textos, programación genética, reconocimiento de imágenes, visión computacional, redes neuronales convulcionales y machine learning.
En el último se llevó a cabo una dinámica de seis retos para entender que la IA, bien empleada, ayuda a atender problemas como la detección de anomalías en grandes conjuntos de datos, identificación automática de denuncias de delitos en mensajes de Twitter en español, o la clasificación de especies a partir de secuencias de ADN.
Se plantearon propuestas de solución y se identificaron las mejores respuestas. “Esto abre la posibilidad de tender lazos para que los investigadores y estudiantes busquen, más adelante, colaboraciones de intercambio y movilidad”, precisó el director.
Se popularizan
Más adelante, en la conferencia magistral de clausura, Daniel Burgos, vicerrector de Proyectos Internacionales de la Universidad Internacional de la Rioja, y consultor de la Comisión Europea y de la ONU, expuso que la ciencia abierta y la tecnología artificial resultan claves para apoyar la educación de manera efectiva, incluso, inevitables.
Las nuevas tecnologías se popularizan sin tener el conocimiento previo de cómo funcionan. Es como un servicio fácil, inmediato, que ocurre al alcance de un click, y “así ya puedo tener comida en mi casa, un viaje, hablo con mis amigos en el otro lado del mundo, y esto está bien”.
Pero también hay un clientelismo brutal, donde se fomenta la pasividad; los informes de Chat GPT señalan que se usa para presentar un trabajo de fin de cursos, por ejemplo. De esa manera, se consume un recurso, en lugar de utilizarlo para producir.
Se puede dar un uso creativo, legítimo de la tecnología, para mejorar el estudio, por ejemplo. Sin embargo, hay una sobreutilización de consumo pasivo, y ahí tenemos una responsabilidad grande: utilizar todo esto para algo productivo. Tenemos un riesgo grande y una oportunidad fantástica; a ver si somos capaces de sacar algo útil.