El Festival CulturaUNAM 2023 inició sus 85 actividades que se extenderán durante tres semanas. Con este encuentro la Universidad Nacional se muestra, una vez más, como el espacio por excelencia para la exposición, la reflexión y la discusión de las ideas.

En su segunda edición -que concluirá el próximo 22 de octubre- se podrá disfrutar de varios estrenos, conferencias magistrales, ópera de cámara, conciertos, obras de teatro, presentaciones de libros, funciones de danza y cine, conversatorios, lecturas musicalizadas, homenajes, artes visuales, visitas guiadas, por ejemplo.

Al dar la bienvenida, la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán Álvarez, recalcó que la vanguardia se sigue haciendo en la Universidad y el lugar de esta casa de estudios es el de los encuentros, la diversidad y el pensamiento crítico.

“Hemos puesto todas las ganas y corazón” en tener lo mejor de lo que produjeron las distintas direcciones, algunas cátedras y las unidades de la Coordinación, por lo que es una alegría ver que ese camino es de ida y vuelta y que vamos a tener las salas llenas.

No ha sido fácil regresar de la pandemia, época particularmente compleja sobre todo para quienes se dedican a hacer cultura, para los creadores y el público. Por ello, es maravilloso ver, como hoy, una sala con boletaje agotado.

Las actividades del festival no son pocas, con nueve países, diez colaboraciones externas y cooperaciones con otras instituciones, todo lo cual habla de un agasajo, abundó la escritora.

Además, mencionó, se llevarán a cabo dos homenajes: uno para el compositor Javier Álvarez, ya que la mejor manera de recordarlo es escuchando sus obras; y el otro al escritor Ignacio Solares, cuyo trabajo se centró sobre todo en la llamada nueva novela histórica.

Solares tuvo una relevancia particular en Difusión Cultural de la UNAM, donde fue director de Literatura, de Teatro, titular de la Coordinación y, por último, dirigió la Revista de la Universidad.

“Este es el último Festival de la gestión del rector Enrique Graue y a él le agradecemos su apoyo a la cultura en momentos difíciles, pero en los que la Universidad ha estado ‘al pie del cañón’ haciendo lo que sabe”, enfatizó. 

En la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, el director del Festival, Juan Ramón Ayala, subrayó que ahí se convoca a lo mejor de las disciplinas artísticas que la UNAM puede ofrecer.

Este encuentro, refirió, se caracteriza por la diversidad en todos los sentidos: de disciplinas, estilos e intenciones en cuanto a la conformación de la propuesta artística y de la programación. Se llevará a cabo en distintos recintos universitarios, en el Centro Cultural Universitario, y otros, como Casa del Lago, Centro Cultural Universitario Tlatelolco, facultades como las de Estudios Superiores, y planteles del bachillerato.

Una de las primeras actividades fue el estreno en México de La caída de la casa Usher, ópera en dos actos del músico minimalista estadounidense Philip Glass, basada en el relato original de Edgar Allan Poe, con libreto de Arthur Yorinks.

Se trata, dijo, de una coproducción con la Universidad de California, San Diego. “Como ésta hay muchas otras colaboraciones. Espero que disfruten esta ópera y el resto de las actividades”.

Agradeció al equipo del Festival “que ha hecho un trabajo excepcional, notable”, y a las instancias de Cultura UNAM que participan.

El crítico y promotor musical Gerardo Kleinburg y el músico Pablo Gómez estuvieron a cargo de una charla introductoria de la citada ópera donde, como establece el programa, Glass alcanza una efectiva y poderosa aplicación de sus recursos tradicionales (repeticiones, alternancia y superposición de patrones rítmicos, melódicos y armónicos) para potenciar las sensaciones de terror, así como la ambigüedad entre realidad y alucinación, que caracterizan este cuento ya referencial de Poe.

Kleinburg consideró que pocas instancias en el país se atreverían a escenificar ese título. La Universidad es justamente un espacio en el que se pueden dar proyectos como este; el Festival es el sitio idóneo para ello.

La música de Philip Glass, aplicada al teatro musical, tiene un valor excepcional, por ejemplo el atributo de que, a través de mínimos recursos, hace todo lo que se necesita en una ópera: contar una historia, describir un personaje, representar un conflicto, acelerar o detener la acción, crear suspenso, ambigüedad o temor, todo ello presente en el cuento de Edgar Allan Poe, manifestó.

A su vez, Pablo Gómez mencionó que los mismos “ladrillos” con los que “construyeron” música de autores clásicos como Mozart o Beethoven, como acordes tonales, son los “materiales” que utiliza Glass, pero de manera distinta, completamente innovadora. Su juego de armonía es novedoso: con “bloques” de acordes, como si fueran legos, construye grandes estructuras. Eso es lo que le da una riqueza a su música.

El elenco estuvo conformado por la soprano Mariana Flores, como Madeline Usher; el tenor Miguel Zazueta, como Roderick Usher; el barítono Josué Cerón, como William; el bajo Ricardo Ceballos, como el sirviente; y el tenor Jorge Echeagaray, como el médico. En tanto, el Ensamble Usher se conformó por una docena de músicos.

El Festival, donde la Universidad ofrece un mosaico de lo mejor del quehacer artístico y del pensamiento nacional e internacional, brinda propuestas destacadas en diversos géneros. Una de ellas, Leonora, oratorio del dramaturgo español Alberto Conejero con música de la compositora mexicana Erika Vega, describe uno de los periodos más turbulentos de la vida de Leonora Carrington.

A estas propuestas se sumarán otras, por ejemplo el ciclo de conciertos Música Contra el Olvido, una versión en 3D de El lago de los cisnes o una pasarela de vestuario operístico.