El fenómeno de El Niño se mantendrá hasta los primeros meses de 2024 y si se considera su contribución a la tendencia global de calentamiento de las aguas del Pacífico mexicano, se pueden esperar más huracanes intensos en la zona, además de la pérdida de los corales en el país, explicaron investigadores del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM.

Jorge Zavala Hidalgo, director de esa entidad académica, detalló en conferencia de prensa que, históricamente, el fenómeno de El Niño alcanza su máximo desarrollo o pico de anomalías de temperatura de diciembre a febrero, por lo que se prevé que así ocurra durante el año en curso y perdure durante los meses de la primavera del próximo.

“Esta gran anomalía se desplaza hacia Sudamérica y después se generan unas ondas que hacen más profunda la capa de agua más caliente y se van desplazando hacia los polos, están pasando frente a las costas mexicanas del Pacífico, por lo que se esperaría que mantengamos temperaturas anómalamente altas”, describió el experto en Interacción Océano-Atmósfera.

A su vez, el investigador Benjamín Martínez López añadió que especialmente en septiembre pasado se registró incremento de la temperatura por efecto de El Niño. De proseguir esta tendencia, estamos ante la posibilidad de que este fenómeno sea uno de los más intensos que ha habido y esto se manifiesta con las corrientes de chorro, los nortes y las tormentas fuertes en elevadas latitudes, señaló el también académico del Grupo Cambio Climático y Radiación Solar.

La intensificación de la temperatura del agua oceánica, la absorción de CO2 (dióxido de carbono), así como la acidificación del líquido tienen también como repercusión el blanqueamiento de los corales, que en el caso de zonas como Huatulco, se ha registrado pérdida de 100 por ciento; no obstante, en el litoral del país se ha estudiado su muerte en 80 o 90 por ciento, señaló Guillermo Horta-Puga, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.

“Lo que nos llama la atención es que suponíamos que ahora que baja la temperatura, acercándonos a fin de año y con el invierno, dejaríamos de ver corales blanqueados, pero no. Eso es algo inusitado, que nunca se había observado. Todavía no sabemos cuánto se perderá, pero la proporción es muy alta y la mayoría se han perdido entre 80, 95 por ciento o cien por ciento”, destacó el científico.

En tanto, Karina Ramos Musalem, académica del Grupo Interacción Océano Atmósfera, detalló que el calentamiento del océano favorece la deficiencia de oxígeno en capas profundas, afectando procesos que dañan a las bacterias y su metabolismo, lo cual genera problemas en las zonas costeras.

Esa situación será modulada por la capacidad del planeta para que el agua fría en la profundidad llegue a zonas más superficiales. Es necesario indagar cómo repercutirá la potencia de los vientos a la productividad primaria de las costas por el calentamiento global, precisó.

Más adelante, Julián Velasco Vinasco, académico del Grupo Cambio Climático y Radiación Solar, refirió que también se ha presentado el desprendimiento de grandes bloques de hielo que aportan agua dulce al océano, lo que podría generar un colapso de la corriente circular del Atlántico, que ya se documenta.

Proyecciones de investigación nos permiten anticipar qué sucedería si en 2070 se apaga esta corriente y observamos que llevaría a “pérdida de especies que no podría ser igualada con ningún evento climático del pasado”.