Científicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, de la UNAM, formulan un alimento balanceado para peces trucha arcoiris, mediante productos de origen vegetal que contienen nutrientes, proteína y lípidos, lo que permitiría sustituir los tradicionales elaborados con harina de pescado, que resultan costosos y contaminantes.

Se trata de obtener un comestible que disminuya la cantidad de fósforo que tiene el comercial, con efecto benéfico en el mediano y largo plazos, que no afecte el crecimiento de los animales y cuyo costo sea equiparable o menor al de la harina actual, indicó Luis Héctor Hernández Hernández, especialista del Laboratorio de Producción Acuícola de dicha entidad académica.

Aproximadamente a partir de 2005, recordó, trabajan en el laboratorio esta línea de investigación. “No ha sido fácil, hemos probado diversos productos y ahora, finalmente, nuestra formulación preliminar a base de proteína de soya y polvo de espirulina ha sido patentada, pero en días recientes hemos empezado a utilizar exclusivamente concentrados de proteína de origen vegetal a partir de chícharo, arroz y maíz; incluiremos soya y amaranto”.

Hernández Hernández, quien dirige el proyecto en el que colaboran estudiantes de licenciatura y posgrado, detalló que probablemente la trucha arcoiris es una de las primeras especies introducidas en el centro de México y el Estado de México, donde se ubica la FES Iztacala.

Esta especie es un organismo carnívoro que se alimenta de otros peces en su hábitat natural, mientras que en los criaderos se utiliza harina de pescado como fuente principal de proteína. El problema es que esta se obtiene de una fuente no renovable; es decir, continuamente se pesca para ello.

Como consecuencia se genera fuerte competencia entre los acuicultores y, por ende, aumento de precios en el producto. Además, las pesquerías marinas han llegado a un tope, lo que significa que en un futuro no haya posibilidad de aumentar la cantidad de organismos que se extraen del mar para su elaboración y, en consecuencia, disminuya la producción de harina de pescado.

Bajo esta perspectiva buscamos fuentes alternativas de alimentación para el subsector acuícola. Se ha trabajado demasiado y creemos que los alimentos más adecuados son los de origen vegetal. En la actualidad se elaboran otras alternativas como la harina de insectos o unicelulares derivadas de la levadura, incluso de microalgas, pero aún no es suficiente la producción para cubrir las necesidades de la acuicultura, precisó

En el caso de los insumos de origen vegetal existe mayor número de opciones disponibles y en cantidades suficientes para hacer frente a esa situación. “Lo más sencillo que podríamos hacer es importar la tecnología y simplemente utilizarla, pero creemos que es más sencillo desarrollarla y trabajarla aquí; precisamente eso es lo que pretendemos, que las truchas tengan un alimento balanceado basada en proteína de origen vegetal que no afecte su crecimiento, sustentable y que sea equiparable, en términos económicos, al costo de la harina de pescado”.

La investigación que realizan en la FES Iztacala incluye la producción y reproducción de peces. Por ejemplo, a los productores de trucha arcoiris les interesa que crezcan bien, que alcancen suficiente peso en un tiempo relativamente adecuado, de seis a nueve meses, desde la cría hasta la etapa adulta.

También revisan ese crecimiento con respecto a la dieta comercial que regularmente emplean los productores. Para “comparar la eficiencia de nuestra propuesta dietética elaboramos un perfil nutricional para los organismos: cuánto tiene de proteína y de grasa, por ejemplo”.

Además, prosiguió, revisamos algunas respuestas inmunológicas de los organismos. Cuando los peces están en cultivo por lo regular pueden generar enfermedades, entonces si no están bien alimentados y presentan deficiencia de algún nutriente podrían enfermar, o bien, por el ataque de algún patógeno.

Asimismo, examinan la expresión de algunos genes relacionados con el crecimiento y la respuesta inflamatoria. En ocasiones las harinas de origen vegetal, según como se procesen, pueden generar inflamación del intestino y, en el largo plazo, causar una enfermedad denominada enteritis, lo que impide que los peces absorban de forma adecuada los nutrientes, no crezcan y, a final de cuentas, morir.

La respuesta a la formulación elaborada por los universitarios ha sido diferente. La selección de los organismos en centros de producción privados, federales o estatales ha favorecido que algunos tengan mejor respuesta ante estos de origen vegetal.

Es por ello que este año nos hemos dado a la tarea –financiados por el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología– de seleccionar peces con mejor crecimiento, a fin de generar organismos que consuma exclusivamente esos alimentos sin ningún problema, tengan un buen crecimiento y no enfermen, y sean adecuados para el consumo de la población.