El conflicto entre Rusia y Ucrania ha alcanzado un nuevo nivel de complejidad tras la autorización de Estados Unidos para que Ucrania utilice misiles de largo alcance. Este evento, que ha despertado reacciones de preocupación y condena en el ámbito internacional, representa una de las mayores escaladas desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.

Para analizar a profundidad sus implicaciones, entrevistamos a José Joel Peña Llanes, doctor en Derecho Internacional Público y profesor del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Un cambio estratégico: los misiles de largo alcance

El reciente uso de misiles ATACMS por parte de Ucrania, capaces de alcanzar objetivos estratégicos a 300 kilómetros, marca un giro significativo en la dinámica del conflicto. Peña Llanes explicó que estos misiles aumentan la capacidad de Ucrania para golpear líneas de suministro rusas, bases militares y centros logísticos.

“Si bien están diseñados para atacar objetivos militares, las fallas en la ejecución suelen tener consecuencias trágicas para la población civil, una lamentable constante en los conflictos bélicos”, comentó.

El Kremlin calificó esta medida como una “escalada peligrosa” y un involucramiento directo de Estados Unidos en la guerra. La reacción rusa incluyó advertencias de una respuesta proporcional y amenazas veladas de recurrir a armas nucleares. Sin embargo, Peña Llanes consideró poco probable este último escenario, debido a las consecuencias catastróficas que implicaría tanto para Rusia como para el resto del mundo.

Estados Unidos: un actor clave en un momento crucial

La autorización de estos misiles se produce en un contexto político relevante para Estados Unidos. El presidente Joe Biden, a pocos meses de dejar la Casa Blanca, busca consolidar el apoyo a Ucrania frente a un posible cambio en la política exterior con la administración de Donald Trump, quien ha prometido cesar el financiamiento militar y económico a Ucrania.

Peña Llanes agregó que, de concretarse esta postura, es probable que Trump disminuya al máximo el apoyo a Ucrania y ejerza presión sobre Vladímir Putin para llegar a un acuerdo que podría beneficiar significativamente a Rusia. “Esto podría permitirle a Rusia mantener el control de los territorios invadidos, consolidando su presencia en regiones estratégicas como el Donbás”.

“Esta medida también refleja la intención de Estados Unidos y sus aliados europeos de fortalecer la seguridad colectiva en la región, con Francia, Alemania, Italia, España y el Reino Unido reafirmando su apoyo a Ucrania”, señaló. En paralelo, la OTAN busca aumentar el gasto en defensa y reforzar su presencia en Europa del Este para contrarrestar la influencia rusa.

Un conflicto global: Norcorea, China y el equilibrio estratégico

La reciente participación de tropas norcoreanas en apoyo a Rusia añade una nueva dimensión al conflicto. Aunque Norcorea ha mantenido una postura limitada hasta ahora, su involucramiento militar plantea un desafío adicional para Occidente. Según Peña Llanes, esta situación valida la intervención de Estados Unidos en Ucrania desde una perspectiva geopolítica, aunque las diferencias en poderío militar entre Estados Unidos y Norcorea son abismales.

Por su parte, China mantiene una postura ambivalente. “China, aunque es el mayor socio comercial de Rusia, también ha abogado por la soberanía de Ucrania en foros como Naciones Unidas. Esto refleja la dualidad en su política exterior, equilibrando sus intereses estratégicos y económicos con Occidente”, expuso Peña Llanes. A pesar de estos esfuerzos diplomáticos, China y otros países como India han capitalizado las sanciones energéticas impuestas a Rusia, importando petróleo y gas a precios reducidos para luego revenderlos a Europa.

Impacto económico y energético en Europa

El conflicto ha exacerbado la crisis energética en Europa. Aunque la región ha reducido su dependencia del gas y petróleo ruso, Peña Llanes destacó que “la escalada del conflicto incrementará la volatilidad de los precios energéticos y continuará afectando a las economías europeas y al mundo en general”.

Medidas de emergencia como cuotas en el consumo de electricidad y regulaciones para limitar los ingresos de productores de energía han sido implementadas por la Unión Europea para mitigar los efectos en los ciudadanos.