Desafíos como la creciente migración en diversas partes del mundo, el cambio climático global, la democracia que no es para todos y los riesgos existenciales que impiden la reconstrucción de la sociedad, fueron considerados por expertos internacionales como asuntos emergentes a resolver.

Durante la mesa Pensar el futuro, la primera de las conversaciones temáticas del Primer Coloquio Internacional: La humanidad amenazada, ¿Quién se hace cargo del futuro?,organizado por la UNAM y el Instituto de Gobernanza Democrática, la filósofa italiana Donatella Di Cesare, catedrática en la Universidad La Sapienza de Roma, destacó vía remota que:

En los debates sobre la democracia se analizan maneras de defenderla y mejorarla sin cuestionar sus fronteras y el vínculo que la mantiene unida: la fobia al contagio, el miedo a otro, el terror a lo que está fuera. “Así se pasa por alto que la discriminación ya está latente”.

Ante Mary Frances Rodríguez Van Gort, directora de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, quien fungió como moderadora y coordinadora de los trabajos de este día, Di Cesare dijo que la arquitectura política contemporánea capta y expulsa, incluye y excluye.

“Es en este contexto que puede funcionar la democracia inmunitaria. Se puede hablar de democracia allá donde la inmunización vale para unos y no para otros. A menudo se olvida que existen varios modelos, opuestos incluso, de democracia, cada vez más lejos de la polis griega, en donde era importante la participación”, destacó.

En el mundo moderno es válido un modelo que después de haberse desarrollado en la democracia estadounidense, se ha ido difundiendo en el occidental y occidentalizado. En este sistema funciona el “no me toques”, que resume todo lo que los ciudadanos exigen de la democracia: no me toques como persona, como cuerpo ni como ideas, las cuales deben existir, moverse y expresarse sin ser tocados, es decir, sin ser inhibidos, forzados, prohibidos por una autoridad externa.

Di Cesare añadió que la condición de inmunidad para unos es negada para otros, y que la inclusión es un espejismo. “Hay perdedores de la globalización, expuestos a violencias de todo tipo”.

La filósofa italiana se pronunció a favor de la cohabitación en la democracia, para que se considere a nativos y extranjeros residentes, e invitó a pensar de otra manera a la ciudadanía.

En su oportunidad, la bióloga molecular peruana Clarisa Ríos Rojas, investigadora asociada del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge, Inglaterra, planteó que en el planeta existen riesgos catastróficos globales, como una erupción volcánica o el choque de un meteorito con la Tierra, los cuales son de poca probabilidad, pero de alto impacto y gran incertidumbre, y están definidos por la pérdida de más de 10 por ciento de la humanidad.

También hay los riesgos existenciales caracterizados por ser puntos de no retorno, en donde no se puede reconstruir la sociedad como era antes. Están originados por la actividad humana y entre ellos se incluye el cambio climático, pérdida de biodiversidad, inteligencia artificial y creación de virus en laboratorio.

Ríos Rojas, quien trabaja en la interfase entre la ciencia y el diseño de políticas e investiga los riesgos de las tecnologías emergentes para proporcionar evidencia científica y asesorar a tomadores de decisiones, comentó también a distancia que para afrontar estos riesgos catastróficos globales se necesitan relaciones públicas sobre cada tema y alianzas entre diferentes sectores (como gobierno, academia, industria y ciudadanía).

Además, considerar lo local y global, construir interfases entre la ciencia y las políticas públicas, incluir voces del sur global e innovar respecto a cómo comunicar sobre los riesgos existenciales.

A su vez, el filósofo español Daniel Innerarity, investigador en la Universidad del País Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democrática, sostuvo: estamos en un mundo crítico, es decir, que genera crisis. “Resolvemos bien los problemas aislados, pero no cuando estamos en crisis”.

Cada ámbito de la sociedad tiene sus ideas, y se necesita convergencia y compatibilidad para llegar a acuerdos globales. “Las catástrofes son recordatorios que nos interpelan a abordar los problemas de otra manera y a resolverlos de una forma más anticipatoria, colaborativa y horizontal”, puntualizó.

Las crisis nos están recordando la necesidad de pensar, y que es necesario introducir las perspectivas de los otros y de las otras en nuestros propios sistemas. “Necesitamos reciprocidad y acuerdos”, precisó.

Para generar un debate entre los temas planteados, los ponentes extranjeros respondieron preguntas de un panel de expertos que acompañó a la moderadora, formado por la filósofa Xenia Anaid Rueda Romero, la geógrafa Flavia Tudela Rivadeneyra y el experto en teatro Emilio Alberto Méndez Ríos, los tres de la FFyL.