La humanidad enfrenta serios problemas, lo cual nos lleva a cuestionarnos quién se hace cargo del futuro, pero la Universidad Nacional refrenda su confianza en la capacidad que tiene la mente humana para encontrar soluciones a esas dificultades, afirmó el secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas.
Al clausurar el Primer Coloquio Internacional: La Humanidad Amenazada, ¿Quién se hace cargo del futuro?, organizado por el Programa Universitario de Gobierno de la UNAM y el Instituto de Gobernanza Democrática de España, dijo que para encontrar respuestas a los retos hay que partir de diagnósticos claros, y responsabilizarse de las restricciones de diverso tipo que enfrentamos, como las que el planeta nos impone y que se hacen visibles en fenómenos como el cambio climático.
También hay que plantear otros temas serios de gobernanza global y nacional; cuál es el estado actual de la democracia en nuestros países y los de la cooperación internacional; el malestar de las sociedades que las lleva a apostar por soluciones autoritarias; el descrédito de la democracia, de la ciencia y el conocimiento en nuestras sociedades; y plantear soluciones desde las universidades, y en este caso, desde la UNAM, siempre comprometida con la atención de los problemas nacionales. Por eso, “celebro la realización de este Coloquio”, expresó Lomelí Vanegas.
Al hacer uso de la palabra, el titular del Programa Universitario de Gobierno y coordinador general del encuentro, Eduardo Robledo Rincón, resaltó que se debe construir una capacidad institucional en esta y otras universidades, para contribuir en la superación de los riesgos catastróficos y existenciales que enfrentamos.
Agradeció la asistencia física y a distancia de tres mil 700 alumnos y profesores de la UNAM, 10 universidades del país, así como a las autoridades universitarias, equipos de las facultades participantes y a 38 conferencistas de 11 países por su colaboración.
“Sería lamentable dejar de aprovechar la inercia positiva, la masa crítica y el entusiasmo de las comunidades que se han congregado esta semana”, y construir escenarios y acciones innovadoras para que las estrategias que se propongan para enfrentar los problemas que nos aquejan, sean funcionales.
Daniel Innerarity, director del Instituto de Gobernanza Democrática y coorganizador del Coloquio, refirió que el proyecto moderno (racionalidad tecnológica, globalización, homogenización cultural, instrumentación de la naturaleza) se manifiesta como incompatible con la existencia de un planeta habitable.
Al preguntarse de qué modo podemos recuperar el futuro, respondió que la cuestión ecológica indica el sentido y alcance de la transformación requerida. La insostenibilidad de nuestras prácticas sociales es un error en nuestra manera de pensar; se necesita un cambio de enfoque, lo cual implica entender de otro modo la configuración de la sociedad.
La idea de justicia, propia de una sociedad exclusivamente humana, debe ser sustituida por un enfoque que no excluya a ningún ser vivo del espacio terrestre común. “La naturaleza fue considerada como entorno y ahora debemos recuperarla como medio, sólo recuperaremos el futuro si respetamos las condiciones para que este tenga lugar”, acotó.
Política, gobierno y
democracia en el S XXI
Previo a la clausura, el filósofo, escritor y periodista Noam Chomsky aseguró que la humanidad está secuestrada y es atacada por un gran agresor cuya identidad es clara: la misma humanidad. ¿Quién la puede salvar?, una sociedad crítica, que cuestione y pida gobiernos comprometidos realmente con ella, donde haya diálogo y confianza.
“La respuesta es un público informado, que se niegue a aceptar el gobierno de los maestros, que no acepte el pacto de las instituciones capitalistas sin restricciones, ese es el futuro, y no tenemos mucho tiempo”, comentó ante expertos, alumnos y académicos reunidos en el Auditorio Alfonso Caso.
Desde hace tiempo los gobiernos y las sociedades han utilizado indiscriminadamente los recursos y, a partir del siglo pasado, expertos internacionales alertaron de los riesgos de mantener herramientas como las armas nucleares, recordó vía remota el también profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en la mesa de diálogo “Política, gobierno y democracia en el S XXI”, moderada por la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Carola García Calderón, quien además coordinó los trabajo de este día.
A su vez, Pippa Norris, académica de la Universidad de Harvard, aseveró que estudios basados en encuestas internacionales de largo aliento muestran un claro declive en los niveles de confianza de la población en sus autoridades, lo cual ha sido asociado con la llegada de gobiernos que han impulsado un populismo autoritario.
La autora de “Elogio al escepticismo: confía, pero verifica” (In Praise of Skepticism: Trust but verify) subrayó que la confianza es compleja y cuando se habla de tendencias en la democracia liberal y hay evidencia que demuestra que el reparto de utilidades tiene una correlación respecto a la confianza en el gobierno, pues esta prestación es evidencia palpable del crecimiento económico de las naciones y de un alto nivel de empleo.
Pero la confianza también está dada por los medios de comunicación y entre menos libertad de expresión hay en un país, mayor confianza en el gobierno, porque no se informa de los eventos o la efectividad de sus acciones, por lo que enfatizó que los mejores líderes son los de países donde hay apertura de información gubernamental, lo cual también muestra menores niveles de corrupción, etcétera, explicó Norris.
Al hacer uso de la palabra, José Woldenberg Karakowsky, profesor de la FCPyS, manifestó que la reflexión de Chomsky remite a la relación entre gobernado y gobernantes, a las relaciones entre las instituciones del Estado y el archipiélago, así como las instituciones que trabajan para la sociedad civil, la cual suele estar dispersa, atomizada y cuyo peso en las decisiones públicas es pequeño.
El sociólogo reiteró que para que este grupo tenga mayor influencia se requiere su organización, de ahí que se han proliferado organismos de diferente tipo, como sindicatos, organizaciones empresariales y aquellas que defienden derechos humanos, medio ambiente, el futuro de los recursos naturales o a las mujeres, el problema es cómo se organizarán con el archipiélago estatal.
“Tengo la impresión que la relación entre el Estado y sociedad civil juegan a la suma cero, es decir, donde gana uno pierde el otro, por lo que se trata debilitar a la sociedad civil para preservar el poder”, reflexionó.
A su vez, Raúl Trejo Delarbre, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, señaló que uno de los grandes problemas es que, hasta ahora, no se ha inventado una fórmula o una propuesta para que el futuro quede en las manos “menos peores posibles”, por lo que hoy en día se presenta un fuerte cuestionamiento a la democracia, producido por el desencanto y los abusos de quienes están en los gobiernos a quienes se pide más de lo que pueden dar”.
Igualmente abundó que el hecho de que vivamos en sociedades donde las opiniones deben ser autorizadas, lleva a dejar de tener consensos, con un grave deterioro de confianza hacia quienes antes eran los que otorgaban seguridad, dígase instituciones electorales, medios de comunicación, organismos de transparencia, inclusive a los académicos y las universidades.
“Hoy hay una campal de descalificación a los expertos en cualquier tema o campo de conocimiento. Estamos en un panorama donde abunda la información, pero en medio de ese océano contamos con tantos datos que decidimos hacer lo opuesto, seguir las creencias y no por la razón”, apuntó.
Para Judit Bokser Liwerant, profesora de la FCPyS, hablar y pensar en el futuro y sus amenazas o quiénes se harán cargo, obliga a revisar los procesos de globalización y las transformaciones de la realidadquese articulan alrededor los nuevos retos y debates contemporáneos.
“La profunda crisis política que se ha manifestado en todos los indicadores, nos permite ver que las decisiones gubernamentales se han dedicado más a controlar a una sociedad civil cada vez más diferenciada y deseosa de participación, que en la solución que ésta pedía a los problemas. La creciente crisis ha puesto en evidencia un entorno que demanda ampliar los derechos de la ciudadanía para evitar un asalto democrático”, expresó.
Frente a ello, precisó Bokser Liwerant, vemos el cuadro fundamental de cómo van a pique las instituciones que no tienen claro compromiso con la democracia, lo que genera confrontación, por lo que el gran el desafío para nosotros está el repensar qué está en juego, los principios de la democrática, la política mundial, etcétera.