El factor económico, la autodeterminación, el hecho de decidir sobre su cuerpo, considerar que no solo es cuestión de procreación sino de crianza, incluso una postura crítica acerca de ese proceso, son algunos de los factores por los cuales las mujeres deciden enfrentar la maternidad casi a los 40 años de edad.
Lo anterior de acuerdo con la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Andrea Kenya Sánchez Zepeda, quien añade que se trata de un fenómeno “del mundo occidental”.
“Es una propensión clara demográficamente, hay estudios que lo señalan, pero se trata de una tendencia cosmopolita, no global; es decir, concentrada en las grandes ciudades, no creo que ocurra en alguno de nuestros 68 pueblos originarios o en otras realidades que son semiurbanas, porque la situación ahí es inversa: el embarazo adolescente persiste”.
En algunas regiones del mundo, como Asia, prevalecen algunos corpus religiosos, espirituales, de carácter ético o moral que determinan el proyecto de vida de las personas, precisa.
En México, a propósito del Día de las Madres -que se celebra el 10 de mayo-, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del INEGI había en este año 35 millones 221 mil 314 madres en México. La misma fuente indica que siete de cada diez mujeres de 15 años y más manifestaron serlo. En promedio, las mexicanas tenían 2.2 hijas o hijos.
Además, 17 por ciento había cursado educación superior; 19 por ciento educación media superior; 57 por ciento contaba con educación básica; y siete por ciento de las mamás reportaron no contar con ningún nivel de escolaridad.
Por convicción
“Soy una mujer de 43 años que ha decidido no maternar, no procrear. Y cuando escuchas las razones del por qué no, van muy equiparadas con la conciencia de la crianza como práctica sociocultural mucho más realista, ya no tan romántica, tan sumisa, como decir: ‘los hijos que Dios me dé’, ‘soy mujer y tengo que darle hijos al mundo’; ya esas posturas han sido rebasadas”, relata Sánchez Zepeda.
Por ello, subraya, es importante enfatizar la diferencia entre procreación y crianza; esta última es un proceso que determina responsabilidades socioafectivas, económicas, culturales, incluso institucionales, y donde también se toma en cuenta cómo experimentaste ser sujeto de crianza de tu figura parental.
“Nos dicen: ‘oye, ¿qué no tienes miedo a quedarte sola?, ¿quién te va a cuidar de grande?’ No se dan cuenta que están tomando una decisión sobre una vida que no existe y le adjudican una responsabilidad; es egoísta y violento que, sin haber nacido, se le asuma a esa persona una responsabilidad. Pero te lo puedo decir como trabajadora social, desgraciadamente eso no ocurre, hoy muchas personas de la tercera edad se hallan en el abandono y la soledad”, enfatiza la experta universitaria.
Karla Díaz Cortés es egresada de la Licenciatura en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
En su cuarta década de vida divide el tiempo para desempeñarse en cada uno de los roles que asume. “Postergué la maternidad (a los 38 y 42 años) porque tenía miedo de ser madre, no era mi meta, quería viajar, estudiar una maestría, nunca me pasó por la mente tener un hijo, y después entendí que tenía miedo de cuidar a alguien, no me sentía capaz de hacerlo. Dije: ‘¿por qué no?’, tengo una estabilidad laboral, lo puedo mantener, me siento feliz, plena, y pensaba que para tener un hijo primero debía ser feliz como mujer y poder transmitir eso”.
A los 40 años -prosigue- tienes más conciencia de lo que es ser mamá, porque muchas veces te dicen: “ya cuando tengas al hijo, ahí te sale el instinto”. ¡No!, debes tener conciencia clara que es una gran responsabilidad, que debes sacrificar tiempo para alguien más, no solo porque te digan: “oye, se te está pasando el tren”.
A esta edad ya sabes lo que hiciste y lo que falta por hacer; sean madres por convicción, no por presión social; yo me fui ‘preparando’ para serlo, porque no me lo imaginaba, asevera.
En México, el Día de las Madres se estableció en 1922 por iniciativa de José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, y Rafael Alducin, periodista y fundador del periódico Excélsior, quienes consideraron necesario instituir un día específico para homenajearlas.
Inspirado por los festejos en Estados Unidos, Alducin emitió una convocatoria en la primera plana del diario para solicitar al gobierno la institucionalización de un día al año dedicado a las madres mexicanas.