El esfuerzo realizado por la comunidad para constituirse en Escuela Nacional de Artes Cinematográficas (ENAC), de la UNAM, no fue sólo para llevar el nombre, sino que es un compromiso para tener mayor proyección, relación y colaboración con las escuelas de esta disciplina en el país, ser líder y, al mismo tiempo, aprender de las experiencias de otras instituciones educativas a escala internacional, consideró la directora de esa entidad académica, María de los Ángeles Guadalupe Castro Gurría.

Al comentar en entrevista sobre su plan de trabajo para el periodo 2023-2027, recordó que la hoy ENAC es el origen de numerosas escuelas de cine, y de las diversas orientaciones que pudieran tener. Su antecedente, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, fue la primera institución educativa de América Latina en desarrollar modelos de enseñanza de la cinematografía. “Ahí radica su importancia; concentra lo mejor del pasado y trabaja hacia el futuro”.

Gran parte de sus egresados ocupan lugares importantes en la industria y han sido pilares para la construcción de la cinematografía nacional. “Lo que la UNAM nos aporta es una visión crítica y diversa”, opinó.

De ese modo, la misión de la ENAC es aprovechar la experiencia acumulada e impulsarse al futuro, diversificando las visiones y estableciendo cómo el cine se enlaza con temas como inteligencia artificial, sustentabilidad, divulgación científica y la reflexión permanente sobre la condición humana.

Castro Gurría destacó que el desafío más importante que la Escuela enfrenta es la propuesta de un nuevo plan de estudios para la licenciatura en Cinematografía, o la modificación del anterior. Ese es el punto esencial que permitirá resolver otros retos.

Ahora, insistió, es necesario determinar cuáles son los cambios sustanciales que necesita; hay un diagnóstico que se debe revisar y consensuar, para después realizar los procedimientos administrativos que corresponden para hacerlo efectivo. La modificación del plan de estudios es el reto esencial y “me empeñaré en que salga adelante”.

Esta entidad académica ha recibido apoyo extraordinario de la Universidad y cuenta con las instalaciones para llevar a cabo la formación, motivar la imaginación y creatividad de los estudiantes, y darles herramientas para enfrentar al mundo profesional, detalló. La infraestructura requiere un programa permanente de mantenimiento y actualización, porque cambia a una velocidad impresionante.

La experta también busca dar continuidad y revisar el trabajo realizado en el posgrado. Hablamos de la maestría en Cine Documental, que forma parte del programa de posgrado en Artes y Diseño, en conjunto con la Facultad de Artes y Diseño. En ese caso, se requiere evaluar sus resultados y su conformación para cubrir, de la mejor manera, las necesidades de los alumnos, y darles el sustento académico y práctico para que desarrollen sus proyectos.

Se trabaja la posibilidad de incluir otras maestrías; por ejemplo, con las facultades de Música; de Filosofía y Letras; de Arquitectura; de Artes y Diseño; con el Instituto de Investigaciones Estéticas; el Centro Universitario de Teatro y el área de proyectos académicos de la Secretaría de Vinculación Interinstitucional de la Coordinación de Difusión Cultural hay la propuesta de un posgrado en artes escénicas y performance. “Hay que ver el avance de cada proyecto y dar continuidad, pero es importante jerarquizar”, aclaró.

Castro Gurría también mencionó la relevancia de incentivar la vinculación al interior de la UNAM y al exterior con escuelas y distintas instituciones públicas y privadas, que tienen que ver con el medio cinematográfico.

Hay que buscar posibilidades en la profesionalización y convenios de colaboración, intercambio y generación de proyectos conjuntos, recalcó.

En el rubro de investigación, expuso la actriz, directora teatral y exdirectora del Centro de Capacitación Cinematográfica, la administración pasada tenía proyectado un centro de estudios cinematográficos; “hay que explorar las líneas, qué tipo de investigaciones quieren desarrollar los académicos. Llego a tiempo para ver cuáles son las inquietudes de los docentes”.

Puntualizó que lo más importante en su administración será “el diálogo, y para que exista hay que escuchar a los alumnos, a la planta académica, a los egresados, establecer acuerdos y caminar juntos a un mismo objetivo”.

Hacer cine es un trabajo en equipo, colectivo, pero requiere atención personalizada en las distintas etapas de la formación por parte de los profesores y tutores. También es un asunto tecnológico, y tiene la enorme posibilidad de ser artístico. “La combinación de esos aspectos requiere la optimización al máximo de los recursos”.

Quien quiere ser cineasta tiene que formarse en las distintas áreas: dirección, fotografía, edición, producción, posproducción, sonido; mucho de eso requiere equipo que debe renovarse. Los avances han sido a una velocidad impresionante y los profesores también deben actualizarse; “hay que entusiasmarlos y reconocerlos”.