En el Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM se desarrolló un nuevo modelo, dinámico, que analiza el riesgo de inundaciones a partir de un contexto multifactorial, multiescalar y multitemporal, con una eficiencia de 89 por ciento para reproducir ese tipo de desastres, reduce costos y permite crear los escenarios que podrían enfrentar las ciudades en el presente y futuro.

Con esta propuesta se busca contribuir a fortalecer las estrategias de prevención y gestión ante esos fenómenos, aseguró el investigador adscrito al Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) del IGg, Ángel Emmanuel Zúñiga Tovar.

El modelo fue aplicado en 210 ciudades del estado de Veracruz para comprobar su eficiencia. Mientras que los métodos convencionales generan información sobreestimada del riesgo, es decir, asignan un mismo valor a todas las urbes dentro de un mismo municipio, por ejemplo, el universitario obtuvo valores de riesgo diferenciados para cada una. Esa es su gran diferencia, destacó el científico.

Las inundaciones, abundó Zúñiga Tovar, tienen dos tipos de impactos: el asociado a la pérdida de vidas humanas, que afortunadamente en los últimos años se ha reducido de forma importante con el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales; y el que más importancia ha cobrado en los últimos años: la pérdida total o parcial del patrimonio de las personas como resultado de la magnitud, permanencia o velocidad con que ocurre ese fenómeno, junto con las afectaciones a las vías de comunicación que impactan la dinámica económica y social de las poblaciones.

Las inundaciones suceden prácticamente todos los años durante la temporada de lluvias. “En México, más de 50 por ciento de los dos mil 475 municipios ha sido afectado por este fenómeno por lo menos una vez en los últimos 20 años”, refirió el investigador del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT).

Además, detalló el especialista, “con base en el análisis de diversas fuentes de información he podido documentar que 60 por ciento de las inundaciones en ciudades de México se presentan en las regiones costeras del Golfo de México y del Pacífico, y el 40 por ciento restante está asociado a zonas metropolitanas”.

Esos fenómenos se relacionan con la degradación de las cuencas hidrológicas, que se traduce en más escurrimientos –resultado de las precipitaciones– hacia las zonas más bajas, donde generalmente se ubica la población y sus bienes.

También influye la climatología; es decir, las regiones costeras tienen con mayor frecuencia lluvias intensas originadas por los ciclones tropicales, a diferencia de las zonas al interior del continente donde son de menor intensidad. Y finalmente influye la dinámica urbana asociada a los modelos de desarrollo económico.

Además, aclaró Zúñiga Tovar, para diferenciar la afectación se debe analizar la frecuencia o magnitud de las inundaciones, o una combinación de ambas.

Los modelos convencionales se caracterizan por un enfoque naturalista para estudiar los desastres e integran dos variables: el peligro por lluvias intensas y la vulnerabilidad socioeconómica para asignar diferentes niveles de riesgo a unidades político-administrativas (demarcaciones, municipios, estados, etcétera).

En la mayoría de esos casos se sobreestima el nivel de inundaciones en poblaciones donde la frecuencia del fenómeno es baja o nula; ello se debe a que se utilizan dichas unidades territoriales para caracterizar, por ejemplo, los escurrimientos, cuando deberían ser considerados a escala de las cuencas hidrológicas.

De ese modo, explicó Zúñiga Tovar, el nuevo modelo incorpora a la ecuación tradicional del riesgo (peligro y vulnerabilidad) un parámetro llamado proximidad; es decir, la cercanía de zonas urbanas a cuerpos de agua, a fin de establecer niveles de riesgo para cada zona o ciudad de forma independiente. Ello permite tomar decisiones adecuadas y un mejor ordenamiento territorial futuro.

El experto precisó que se eligió Veracruz para validar el modelo porque esa entidad concentra más de 40 por ciento del total de inundaciones en el país en un lapso de más de 45 años, y es también la que tiene mayor número de declaratorias de desastre por este siniestro. Además, es el estado que más recursos recibió del Fondo de Desastres Naturales para proyectos de prevención y recuperación; no obstante, el fenómeno sigue presente.

Asimismo, más de la mitad de las cuencas hidrológicas veracruzanas muestra más de 65 por ciento de degradación, y eso se traduce en aumento en el número de escurrimientos –derivados de lluvias intensas, moderadas o poco intensas– hacia las zonas bajas, con un potencial daño a las poblaciones. También es un territorio con zonas inundables de forma natural, que se encuentra en el paso de ciclones tropicales y que ha crecido de manera exponencial.

La investigación arrojó que los modelos convencionales tienen una eficiencia limitada, mientras que la del ajustado es de 89 por ciento; el restante 11 por ciento correspondería a inundaciones causadas cuando el mar penetra a territorio continental debido a los vientos. Por supuesto, el universitario se puede extrapolar a otras ciudades.

Ahora, adelantó el investigador, se busca automatizarlo para que sea implementado y tenga mayor eficiencia en tiempo real y así los tomadores de decisiones cuenten con información y gestionen los recursos humanos o económicos para atender cualquier emergencia.

Por ahora se busca un acercamiento con personal de protección civil de Veracruz, para poner a disposición de las autoridades correspondientes el modelo automatizado, a fin de que lo usen en beneficio de la población, lo cual podría ocurrir el año próximo.

De forma paralela se pretende facilitar una plataforma de pronóstico de inundaciones a escala nacional y, junto con ella, uno de pronósticos a nivel estatal y regional. En esa iniciativa se cuenta con apoyo del LANOT del IGg y la participación de investigadores del Instituto.