Experimentar el triunfo en alguna contienda de cualquier índole otorga al individuo una sensación altamente reconfortante, que inclusive suele ser seguida de euforia. Esta percepción se replica en todo el cuerpo, debido a que se encuentra bajo el influjo de un “coctel” bioquímico por la liberación cerebral masiva de sustancias como dopamina, oxitocina y prolactina.

El investigador del Laboratorio de Neuropsicofarmacología y Estimación Temporal de la Facultad de Psicología de la UNAM, Hugo Sánchez Castillo, afirmó lo anterior y que debido a ello la emoción parece desbordarse.

“Se debe a que ocurre una inactivación de la corteza prefrontal, una activación del sistema dopaminérgico y sobreactivación del sistema límbico, y es entonces donde se acentúa la aparición de las emociones complejas como pueden ser el orgullo y la propia euforia. De manera general nuestro cerebro lo interpreta así”, apuntó en entrevista.

Incluso desde antes, prosiguió, la sola sensación de saberse en competencia coloca a los sistemas en una situación expectante y, en ocasiones, de estrés.

“El sujeto libera sustancias como cortisol y activará su sistema adrenérgico, lo cual en el caso de los deportistas hace que tengan esta sobreexigencia y la puedan soportar, pero cuando viene el desenlace, cuando arranca la gran expectativa de poder ganar, es donde el cerebro apresura la liberación de las sustancias antes mencionadas”.

El también doctor en neurociencias señaló que el “rush”, o el máximo punto de euforia por el triunfo, dura solo unas cuantas horas, pero queda en la memoria para toda la vida.

“Es parte del bienestar que van a presentar muchas personas. Pensemos, por ejemplo en deportistas retirados el triunfo está alojado en su memoria episódica que les permite recordar sus logros y experimentarlos en cierta medida”.

Por eso, continuó, hay un viejo adagio popular que dice: “recordar es vivir”, porque contamos con un tipo de memoria denominada episódica. No obstante, atajó: “en el caso de esta emoción asociada al triunfo, no es una cuestión exclusiva del deporte, todos la hemos experimentado”.

En ese sentido, la psicología juega un papel importante en los momentos en los cuales una persona o un equipo pueden sentirse perdidos y forjan grandes historias, entonces el líder o psicólogo intervienen con un discurso motivacional para engarzar al sistema emocional, a fin de que el cerebro de los competidores registre un alza en los sistemas del placer.

Rumbo al triunfo, el estrés y la ejecución van de la mano, pero de pronto el estrés negativo gana, entonces el aspecto motivacional no fue suficiente, por lo que el rubro altamente estresante es el que a veces quiebra al ejecutante, destacó.

Lo que vemos básicamente es un juego entre la situación estresante, motivacional y este flujo entre ambas, porque puede ser tanta la presión y el estrés que la activación noradrenérgica y catecolaminérgica vence y dice: “¡sabes qué hasta aquí, ya no más!”.