Más allá de las restricciones hacendarias que enfrentará México, sobre todo en 2025, el tema de las capacidades fiscales y el impacto distributivo del gasto público ha estado presente durante mucho tiempo y así seguirá, dijo el coordinador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), Enrique Provencio Durazo.
Al participar en el 17º Diálogo Nacional por un México Social. Horizontes 2030 para el desarrollo, el economista recordó que en 2021 la Secretaría de Hacienda planteó que lo anterior iba a suceder probablemente en 2024 y debía aplicarse un ajuste; no obstante, acotó, será en 2025.
Es una historia anunciada, inclusive en 2023 la dependencia manifestó que la trayectoria de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030 requería de 5.4 puntos porcentuales adicionales de ingresos públicos por año, rememoró en el panel “Políticas y criterios económicos y sociales para 2025 en México y perspectiva a 2030”.
Sin embargo, prosiguió, la discusión sigue estando basada en que no se va a necesitar nada, lo cual conducirá a una perspectiva mediocre de desarrollo para los próximos años, es decir, una expansión rampante que lanzará hacia adelante los problemas.
En el encuentro, moderado por José Ignacio Casar Pérez, investigador del PUED, Armando Sánchez Vargas, director del Instituto de Investigaciones Económicas, subrayó: si bien luego de la pandemia la economía global ha comenzado a recuperarse, ha sido de manera moderada y existe una gran incertidumbre de lo que ocurrirá en los próximos años debido al proteccionismo y a las políticas globales.
Estimó que ante este panorama para los próximos cinco años hay que pensar en una política industrial, comercial, a fin de fomentar el empleo y el crecimiento, tales como la inversión pública-privada acompañada del incremento del consumo privado, sin duda, tendrá un papel relevante, pero con cierto límite.
Respecto al panorama internacional, el académico resaltó que lo anterior no depende de México, es más una cuestión del contexto mundial, de cómo le vaya a la economía norteamericana, pero debemos fomentar la inversión.
A su vez, Lorena Rodríguez León, directora de la Facultad de Economía, estimó que las brechas de género y las condiciones de desigualdad persistentes en nuestro país son una asignatura pendiente.
Refirió que, de acuerdo con un análisis elaborado por el Instituto Nacional de las Mujeres, en 2022 la fuerza laboral femenina destinó, en promedio, 30 horas semanales al trabajo remunerado, es decir, 25 por ciento menos que el invertido por los hombres; en tanto, en tareas del hogar y no remunerado la balanza se invierte, es desproporcionada: ellas ocuparon 58 horas semanales en estas actividades, lo que representa 121 por ciento más que los varones, con solo 24 horas en promedio.
Además, continuó, según la Encuesta Nacional de Bienestar Autorreportado, elaborada por el INEGI, en 2021 el 47 por ciento de las mujeres que integran el mercado laboral cuidó o atendió en casa a personas que no pueden valerse por sí mismas, en contraste con el 29.9 por ciento de los hombres que efectuaron estas tareas. Al respecto, la Encuesta Nacional para el Sistema Nacional de Cuidados reportó que en 2022 cerca del 65 por ciento de las personas que asisten a algún familiar en el hogar son mujeres, lo que evidencia la continuidad de estas labores a cargo de ellas.
Rodríguez León añadió: En este sentido, no sólo la carga desproporcionada de las responsabilidades contribuye a perpetuar la desigualdad social, sino que también se convierte en uno de los factores que ahondan la brecha salarial de género por la poca flexibilidad del mundo laboral que limita y sesga en contra de las mujeres la posibilidad de compaginar los deberes de asistencia con la carrera profesional. Por ende, es fundamental construir el Sistema Nacional de Cuidado pensando en cuáles son esas perspectivas hacia futuro y las medidas que deberían tomarse.